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Valladolid, capital mundial de la gastronomía en miniatura

 

Cuatro restauradores de la ciudad castellano-leonesa presumen de realidad gastronómica y muestran su saber en los fogones. El hogar, durante 15 años, ya del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas supura gastronomía en miniatura en cada uno de sus locales.

Ciudad más poblada de Castilla y León, Valladolid se ha ido convirtiendo en los últimos años en referencia gastronómica. Hogar del reconocido Concurso Nacional de Pinchos y Tapas, que ya va por su XVI edición, y del Mundial de Tapas, que va por la tercera, la capital vallisoletana ha apostado por la gastronomía en miniatura y sus habitantes y cocineros han ayudado. Cientos de bares y restaurantes secundan esa fama y ofrecen al visitante un abanico que marida a la perfección con un entorno donde se aglutinan hasta cinco denominaciones de origen: Ribera del Duero, Cigales, Rueda, Toro y León.

El conjunto es una ciudad volcada con la gastronomía, como han demostrado en San Sebastian Gastronomika – Euskadi Basque Country cinco de sus mejores embajadores, cinco chefs que han presumido de creaciones desde el Mercado del Val. “Nuestra gastronomía quiere divertir a través de las posibilidades que aporta el pincho. Son bocados de felicidad”, explicaba Emilio Martín, de Suite 22, quien ha elaborado uno de sus pinchos estrellas, el ‘Cayetano’, “para demostrar que Valladolid no es una ciudad de pijos”, justificaba. Reciente campeón del Campeonato de Pinchos de Castilla y León, ‘Cayetano’ es un muffin inglés planchado en mantequilla y relleno de guiso de rabo de ternera, salsa de soja, siracha y salsa tártara. El bocado se presenta acompañado del jugo del mismo guiso y se termina con una pompa muy visual de mole poblano.

Antonio González, de Los Zagales, es otro de los grandes embajadores de la ciudad. Ganador del VI Concurso Nacional de Pinchos con su creación 'Tigretostón', un homenaje culinario al mítico pastelito elaborado en este caso con pan negro, morcilla, cebolla roja y piel de tostón, ha cocinado para el congreso una tapa-trampantojo de un puro a base de pasta filo rellena de picada de verduras que se compaña con sus cenizas a partir de Maltodextrina con sésamo negro y una copa de en teoría licor, en este caso una agua de tomate con albahaca. Un trampantojo total que habla de diversión y gastronomía, de Valladolid.

José Castrodeza, de Viña Paramesa, les ha seguido con un cochinillo confitado y deshuesado, que se presenta en forma de lingote de pasta filo. Sobre él, tres salsas "para abrir la ciudad al mundo en tres bocados". Son ajoblanco -representa a España-, salsa ponzu –Japón- y salsa pibil –América-. La tapa va finalmente sobre un soporte que se asemeja a un libro. La radiografía de la actualidad gastronómica de Valladolid la ha completado Palmira Soler, chef de 5 Gustos.  La levantina de nacimiento ha elaborado una coca sobre la que ha presentado cinco ingredientes: huevas de bacalao ahumadas, limón, lácteos, tomates cherry pasificados y cebolleta encurtida. “Es una tapa de tres bocados, en los que en cada uno te encuentras los cinco sabores”, explicaba. Como las huevas de bacalao son de origen noruego, la tapa se presenta en un soporte con bruma, simulando la zona nórdica donde desova el bacalao.

Cinco ejemplos de magia en miniatura, cinco ejemplos de que Valladolid juega en la primera división mundial de la gastronomía. Que sea en miniatura solo le aporta valor añadido y diversión.
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