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De Valladolid al mundo. Bar Puerto Chico
Isabel González y Teresa Cordero, chefs y propietarios del bar Puerto Chico de Valladolid, ejemplifican el sabor de la capital vallisoletana. Llevan tres años al frente de un local mítico en la ciudad, que antes perteneció al ilustre Fernando Pérez, presidente de la Federación de Hostelería de Valladolid recientemente fallecido; un local que han hecho viajar con los pies en el suelo.
Semanalmente, González y Cordero ofrecen un menú que recorre un país diferente del mundo, y nutren de esas experiencias su frecuentada barra de pinchos. Por ello, ésta siempre habla idiomas partiendo del producto local, con elaboraciones que sorprenden en boca. Algunas de ellas, como Esencia, son ganadoras de premios (en este caso, el Pincho de Oro del Concurso oficial en 2018). En particular se trata de un pincho que viaja por países distintos (Japón con la hoja de sisho, México con el chile, Vietnam con el mango encurtido o Ecuador con la cebolla marinada con sal y lima) para volver a Valladolid y conjugarse con una base de chipirón y calamar, “un pincho de un bocado en el que se mezclan sensaciones”.
“Nuestro pinchos siempre tienen algo de Valladolid y algo de fuera”, repiten, como el que rinde homenaje a la gallina negra castellana, autóctona de la zona. Como está documentado que Colón se la llevó a América, las restauradoras preparan sus pechugas a baja temperatura y las acompañan, entre otros, de gelatina de achiote y maíz, ingrediente ambos propios del Nuevo Mundo. Un pincho de mil y un ingredientes (pasta de tomate, almendras tostadas, polvo de coco...) ”y toques de frescura y potenciación de sabores”.
Para acabar de pintar el cuadro de sus tapas, González y Cordero presentan el lechazo Taj Mahal, un pincho de lechazo de la tierra pero que también viaja en este caso a la India con tandoor y especias, y que ganó el concurso de 2015.