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Garnacha y vinos blancos, las apuestas de la DOCa Rioja
Durante la cata del Consejo Regulador de la DOCa Rioja, organizada en el restaurante Elkano (Getaria, Guipúzcoa), se degustaron siete vinos representativos del momento evolutivo que actualmente vive la denominación. La cata fue dirigida por Pablo Franco, director del órgano directivo de la denominación de origen.
Fernando Salamero, presidente del Consejo Regulador de la DO Ca Rioja dio la bienvenida a las personas participantes en la cata recordando que la denominación “es la más antigua de España y la primera en obtener la certificación calificada”. El objetivo de este encuentro vinícola, afirmó, era “conocer el rioja de hoy y entender un poco más el de ayer” a la que vez que ofrecer una “renovada visión del portafolio con algunas de las novedades”, definidas como “revolucionarios proyectos que vienen a completar nuestra histórica apuesta por la excelencia”.
A continuación, Pablo Franco, director del órgano de control del Consejo Regulador de la DO Ca Rioja tomó la palabra para informar, a los asistentes, sobre la situación pasada, presente y futura de la denominación.
La DO Ca Rioja se cimenta en una tradición vinícola de 2.000 años de historia marcada por fechas significativas: 1925, nacimiento de la denominación; 1980 cuando se estableció su sistema de categorización de envejecimiento y control de añada; 1991, cuando obtuvo la certificación de calificada; 1998, año en el que se permitió utilizar el nombre del municipio y 2017 momento en el que se introdujeron nuevas figuras como los espumosos y las indicaciones geográficas.
Si hablamos de cifras, la D.O. Rioja ocupa 66.240 hectáreas, de las que 13.178 pertenecen a Rioja Alavesa; 27.871 a Rioja Alta y 25.191 a Rioja Oriental (un total de 144 municipios). El año pasado la vendimia ofreció 387 millones de uvas que dieron lugar a 351 millones de botellas elaboradas en 574 bodegas por 14.800 viticultores y para las que se utilizaron 1.356. 820 barricas (es el parque de barricas más grande de todo el sector vitivinícola). La comercialización se realiza, actualmente, en 124 países.
Dentro de las variedades la reina es la tempranillo con un 87,7% en las tintas y la viura en un 68,7% para las blancas. Otras variedades admitidas son garnacha, graciano, mazuelo maturana en las tintas, y malvasía, tempranillo blanco, garnacha blanca, turruntés, maturana blanca, chardonnay o verdejo, en las blancas. A destacar que, según Pablo, no solo se está redescubriendo la garnacha (de la que tienen distintos tipos) con la que empiezan a elaborar monovarietales sino que están empezando a trabajar más con mazuelo, maturana y graciano. Franco quiso destacar que los blancos son la gran apuesta de la denominación desde hace unos años -antes apenas se trabajaban- y concretó que, sobre todo, este trabajo es con varietales. El primero fue con tempranillo blanco a raíz de una mutación genética que apareció en Murillo. Ahora mismo, se está experimentando también con maturana porque se ha observado que tiene un gran potencial.
Pablo también se refirió a la categorización de los vinos por su sistema de envejecimiento y habló de las nuevas tres menciones de la denominación: Viñedos Singulares (cepas con mínimo 30 años de edad y de producción limitada marcadas por unas características diferenciales del resto que están ubicadas en una parcela determinada de un paraje en concreto; reconocido por una orden ministerial y con cata de control cuyo resultado ha de ser Excelente), Vinos de Municipios (bodega y uva están en el mismo municipio), Vinos de Zonas (todas las uvas vienen de una zona en concreto). Las tres nomenclaturas constan de una trazabilidad, un control y aparecen en el etiquetado. Ambos sistemas son compatibles y coexisten. A la hora de explicar la peculiaridad de los Viñedos Singulares Franco afirmó que en el momento de la vendimia es clave que el viñedo esté en parada vegetativa en maduración; que solo se permite un despunte porque si no, “hay un problema con el vigor, punto más importante que los kg”.
A lo largo de la charla, el director de la denominación, destacó la nueva categoría Espumosos, de la que, afirmó, existen tres nomenclaturas con respecto al envejecimiento (quince meses; reserva y gran añada) y otras tres por elaboración (brut, extra brut y brut nature). Una de las premisas imprescindibles para que un vino sea admitido como Espumoso es que todo el proceso de elaboración se realice en la misma bodega.
Finalmente, dos de los aspectos relevantes por los que han apostado en los últimos años han sido el enoturismo en el que, según Franco, son líderes con 860.000 visitas en 2019 (y 800 puestos de trabajo directos) y la formación con la creación de Rioja Wine Academy, de la que destacan que ha obtenido una gran aceptación.
A continuación, los asistentes cataron los siguientes vinos:
-Villota blanco 2017 (viura)
-Jose Gil La Concova 2017 (tempranillo)
-Queirón El Arca 2017 (garnacha) – Viñedo Singular
-Altún Vistalegre 2017 (tempranillo)
-Las Laderas de Jose Luis 2017 (tempranillo) – Viñedo Singular
-Baró de Chirel 1996 (tempranillo de cuatro fincas)
-200 Monges Vendimia de invierno 2011 (viura de dos parcelas más viura, uva con botritys)