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Chisco Alonso honra el lechazo de Valladolid

 

El cocinero vallisoletano ha realizado una oda al producto local a través de un viaje sentimental y culinario por las tierras de su infancia. 

Al mando de la cocina del restaurante La Garrocha (Valladolid), Chisco Alonso honra el producto de su tierra tratándolo con mimo y otorgándole en el plato el protagonismo que se merece. Así lo ha demostrado en su ponencia de hoy en San Sebastian Gastronomika -Euskadi Basque Country, bajo el patrocinio del Ayuntamiento de Valladolid. Ciudad esta en continúa evolución gastronómica, como apuntaba el mismo Chisco: “antes en Valladolid todo eran asadores, ahora nos reinventamos día a día con ofertas diversas y atractivas”. 

Pero a pesar de esa evolución gastronómica, Valladolid y sus cocineros siguen fieles a unos productos autóctonos que marcan carácter y dan veracidad a sus platos. Lo demostraba Alonso presentando los productos que iban formar parte de su propuesta gastronómica a través de un viaje sentimental por los paisajes de su infancia: “los campos de ajos, tan importantes en Valladolid; las buenas queserías que hay en las rutas de Sardón; la huerta de Tudela de Duero, con sus espárragos y sus cardos; o el famoso lechazo de Traspinedo”. 

Amante confeso de estas crías de no más de treinta días de vida, Chisco Alonso proponía un plato de mollejas de lechazo con cardo y piñones –“piñones de Pedrajas, más largos, más aromáticos, más sabrosos”-. Confitaba el cocinero las mollejas para después glasearlas y acompañarlas con unos cardos envasados al vacío, los piñones, una crema de ajo y un velo de vino de Serrada, también producto con sello vallisoletano. El resultado, “un plato sencillo, de cocina de toda la vida pero con una pequeña gracia en la que los sabores sean muy reconocibles”. En palabras del propio chef. 

Pero quedaba claro que hablábamos de cocina de Valladolid, ciudad reconocida también por sus tapas y barras, pues Alonso proponía más versiones del mismo plato. “De cada plato pensamos cómo trasladarlo a una tapa, y viceversa, porque nos gusta ofrecer diversos formatos para que así el cliente pruebe y deguste como más le apetezca”. Es así como la ración de molleja con cardos y piñones se ha transformado en una tapa de dos bocados en formato sándwich. Los de La Garrocha han montando una tarrina con las mollejas que en formato pequeño bocadillo ha sido presentada con crema de tarta de queso de leche cruda, de Sardón de Duero. Todo un territorio en el plato, o en la barra, pensado en cualquier caso para ser honesto con un entorno y sus productores. Marca Valladolid. 

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