Tras trabajar con dos de los principales chefs del panorama barcelonés –Jean Louis Neichel y Jean Luc Figueras-, Vilà abrió en 1998 Abrevadero, donde ya empezó con una cocina fresca, creativa y con profundas raíces catalanas que no ha abandonado. No lo hizo en 2002 cuando inauguró Alkimia, tampoco en 2016 cuando lo cambió de escenario para trasladarlo a la Fábrica Moritz. Desde 2011, este barcelonés es el encargado de la propuesta gastronómica de todos los locales de la cervecera barcelonesa (incluido El Velódromo, uno de los bares más famosos de la capital).  

En su también Alkostat, Vilà ofrece una propuesta más de cocina catalana revisada a precios asequibles.  

Hoy en día, Jordi Vilà está considerado uno de los mejores chefs catalanes, también un renovador de la gastronomía y la cocina en Barcelona.